martes, 4 de agosto de 2009

Masticar

Decía siempre mi madre que para hacer las cosas bien, hay que empezar por hacerlas bien desde el principio. Y así también lo creo yo cuando tengo que enseñar a alguien a ponerse a dieta para perder peso.

Cuando se plantea una dieta, antes de pensar en qué voy a comer, que “no puedo” comer, o si voy o no a pasar hambre; lo primero es reflexionar en cómo he hecho las cosas para llegar a coger un peso donde, lejos de sentirme mas o menos a gusto, empieza a suponer un riesgo de mayor o menor envergadura para mi salud. Muchas veces si encontramos fácil el causante de nuestro estado. Picoteo entre horas, malas organizaciones de comidas, prestar poca atención a qué se come o a cocinar y preparar alimentos, lo que nos lleva a comer lo primero que se nos cruza la mirada a la hora crítica. Pero otras tantas veces suelen ser personas que comen a una velocidad tal, que suelen ser los primeros en acabar a la hora de comer y/o cenar. Es decir, que no hacen las masticaciones oportunas con cada bocado de comida.


A parte de los problemas físicos que ello conlleva, que en ningún momento vamos a señalarlos como menos importantes (malas digestiones, erosiones del esófago, reflujos, ardores, pirosis,…), son un factor bastante determinante a la hora de ganar o perder peso. ¿Qué quiere decir? Que para el control del peso es necesaria la masticación.

De los 12 pares craneales (12 pares de nervios principales del cuerpo humano), 3 de ellos inervan la boca (nervios facial, hipogloso y trigémino). De ahí podemos tomar conciencia de la importancia de la boca en el proceso de alimentación, y de supervivencia de una persona en general. Pues bien, cuando masticamos, estamos mandado señales al cerebro de que acabamos de conseguir comida, con lo cual, estaremos reduciendo la señal de hambre. Esta señal lo que nos advierte es de que necesitamos comida y nos activa el instinto de búsqueda de la misma. Por ello, cuando masticamos, poco a poco vamos a ir calmando este instinto.

Además, al masticar, damos tiempo de que el estómago se distienda a un ritmo fisiológico y normal, para que, cuando dé la señal de saciedad, hayamos consumido la cantidad de comida que necesitábamos. Si por el contrario, comemos de forma acelerada y sin masticar, cuando esta señal de saciedad aparece, a parte de que casi toda ella va a tener que venir del estómago, porque al no haber masticación, no hay esa señal de saciedad debida a la masticación; habremos comido del orden de 2 a 3 veces la cantidad (o volumen) de comida que necesitábamos. Y podemos decir que existe un tope máximo de utilización y asimilación de la comida, y toda cantidad que rebase ese tope, irá directamente a transformarse en grasa para acumularse de reserva en nuestro cuerpo.

Si no se si como deprisa o despacio porque nunca me he parado a pensar en ello, hay un ejercicio, que sin ser determinante 100%, si puede llegar a ser indicativo. Pensemos a cual de los 4 sabores básicos (dulce, salado, ácido y amargo) sabe el pan. Si hemos pensado salado es que normalmente comemos deprisa y no masticamos mucho más de 3 o 4 veces. Si por el contrario hemos pensado en dulce, somos personas que normalmente masticamos. ¿Por qué? Porque, aunque si es verdad que el primer sabor que nos viene a la boca al comer pan es salado, si lo masticamos y lo mantenemos en la boca, poco a poco su sabor torna a un cierto dulzor debido a la digestión de su almidón en la boca, generando azúcares sencillos gracias a la saliva.

Consejo: para poder controlar el peso, ayudar a hacer las dietas sin pasar hambre y de una forma correcta, y poder quitarnos aquello de pesar alimentos, o contar comida antes de comerla para no pasarnos, la mejor solución es masticar de 15 a 20 veces cada bocado (dependiendo de la textura de los alimentos, claro). De esta manera, solo me tendré que preocupar de la composición de mi plato de comida, y no de la cantidad, que la controlaré comiendo despacio y masticando. Además de poder descubrir nuevos sabores y disfrutar más de la comida, porque aunque estemos perdiendo peso, el comer no puede dejar de ser un placer

2 comentarios:

Smyle dijo...

Eso es lo que hago yo, como bastante lento (masticando) y se nota, claro que... a la gente en general de mi alrededor no le suele parecer tan bien :D jaja.

Un saludo.

Nutricionista dijo...

Siempre y cuando no sea un ritmo demasiado lento, tanto que podamos generar otro tipo de problemas, no tiene por qué ser malo.
Y bueno, también hay que partir de la base de que normalmente casi toda la población tiene la costumbre de comer rápido.

Espero que te haya servido el consejo.

Un saludo.

Hoy para comer...