jueves, 6 de agosto de 2009

Dieta adecuada

Empezar una dieta de pérdida de peso nunca debe ser una elección que deba tomarse a la ligera. Antes de comenzar cualquier planteamiento dietético que llegue a nuestras manos debemos tener muy claros 3 principios o cualidades que debe de cumplir, sea cual sea nuestra dieta o venga de quien venga. Ya sea de un endocrino, nutricionista, dietista, o otros supuestos “profesionales de la nutrición” como homeópatas, naturistas, irisólogos, etc.

Hacer un régimen de adelgazamiento nunca ha sido ni nunca será el mero hecho de perder peso porque sí, siguiendo cualquier método que, a fin de cuentas, consiga hacernos bajar de ese número que nos marca la báscula. Más adelante ya comentaré la diferencia entre peso, grasa corporal, sobrepeso y obesidad. Hay que tener en cuenta que nuestra fuente de vida es la alimentación. Y como tal, debemos tener precaución en cómo procedemos con ella. Por ello, una forma sencilla de valorar personalmente una dieta, aunque nunca supla el consejo y supervisión de un profesional cualificado, es verificar que cumple los 3 principios antes mencionados.

Una dieta, sea cual sea su fin (perder peso, controlar las cifras de glucosa en sangre, control del ácido úrico, etc.) siempre debe ser equilibrada, variada y suficiente.

Una dieta equilibrada es aquella que cumple el principio de “comer de todo”. Es decir, que siempre tenemos que comer de todos los grupos de alimentos (cereales, lácteos, carnes, pescados, legumbres…). Y variado, aunque pueda parecer lo mismo que equilibrado, es decir, comer un poco de todo, se refiere a que dentro de cada grupo no siempre comeremos el mismo alimento. Es decir, dentro del grupo de las frutas, por mucho que me guste la naranja, si cada vez que tengo que comer fruta solo como, única y exclusivamente, naranjas tendré un gran aporte de vitamina C. Pero si varío, y una vez como naranja y a la siguiente plátano también aportaré potasio a mi organismo. Así para cada grupo de alimentos.

Por último una dieta debe ser suficiente. Es decir, que hay que comer “ni mucho ni poco”. Influyen muchos factores en la cantidad de comida: el sexo, la edad, la actividad física, el embarazo, la lactancia, etc. ¿Cómo puedo controlar la cantidad de comida? De una forma muy fácil: masticando (como ya hemos comentado en el post anterior) y apagando la televisión a la hora de comer y/o cenar (aunque se debe apagar siempre que vayamos a hacer alguna comida del día).

¿Por qué apagar la televisión? Podemos decir que ver la televisión mientras se come es de los factores “que más engordan”. Se compara con el “efecto cine”. Cuando vamos al cine, como no solemos ir a diario y suele ser una ocasión especial, solemos comprar palomitas y refresco. ¿Qué tamaño? Normalmente los tamaños promocionales XL. Cuando vemos eso pensamos que vamos a ser incapaces de comérnoslo. Pero,al entrar en el cine, estamos viendo la película mientras comemos palomitas, y cuando nos queremos dar cuenta, estamos tocando el fondo del envase porque se nos han acabado.

Se puede decir que esto sucede porque la saciedad empieza por la vista. El hecho de ver la comida ya calma en cierta manera el hambre. Cuántas veces no pasa que el hecho de sentarse a la mesa ya calma un poco ese hambre feroz que teníamos en el trabajo o las clases. Por eso, si a la hora de comer o cenar estamos más atentos a lo que emiten por la televisión que al plato de comida, acabaremos de comer cuando se acabe la comida del plato, sin saber si debíamos comer mas o menos de lo que hemos comido, porque en cierta manera no hemos “escuchado a nuestro estómago”. El punto exacto para dejar de comer es aquel donde no tengo hambre, estoy saciado, pero no tengo sensación de hinchazón ni somnolencia.

Consejo: antes de comenzar cualquier dieta, sea de un profesional, de un “supuesto” profesional, de una revista, o la que a la vecina le hizo perder “no se cuantos” kilos, pensemos si cumple los puntos de una alimentación adecuada: equilibrada, variada y suficiente.

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